Stonehenge empieza a revelar las vidas de sus constructores

Hace unos 6.300 años, aquí cayó un árbol. Para los antiguos habitantes de esta región del sur de Inglaterra, ese acontecimiento se convirtió en una inmejorable oportunidad inmobiliaria: el árbol caído se encontraba en las proximidades de un arroyo y en medio de un territorio abundante en animales de caza.



Según David Jacques, arqueólogo de la Universidad de Buckingham, sobre las raíces expuestas de ese árbol, aquellos habitantes apisonaron barro hasta levantar una pared. A pocos pasos, hicieron un agujero en el suelo y clavaron un poste, que pudo haber servido para sostener un techo de paja o de pieles de animal. Jacques sostiene que esa fue una de las primeras casas de Inglaterra.



En octubre último, en la más reciente excavación del sitio conocido como Blick Mead, el arqueólogo y su equipo cavaron una zanja de 12 metros de largo, 7 metros de ancho y 1,5 metros de profundidad, para examinar esa estructura y su entorno. Encontraron un hogar con fragmentos de pedernal con signos de exposición al fuego, fragmentos de huesos, láminas de pedernal usadas como puntas de flechas o herramienta cortante, y recipientes con ocre mineral, tal vez utilizado como pigmento. "Acá se oye el ruido de gente que hace sus cosas -dice Jacques al imaginar el ir y venir del año 4300 a.C.- Gente como nosotros, y con nuestras mismas preocupaciones." A menos de 2 kilómetros de distancia, está Stonehenge.



Para Jacques, esa casa es parte de la historia de Stonehenge, por más que los ocupantes de la casa primitiva de Blick Mead nunca hayan visto el gigantesco monumento megalítico: las primeras obras en Stonehenge comenzarían más de mil después. Pero según el arqueólogo, Blick Mead ayuda a entender la transición de los cazadores-recolectores que se convirtieron en agricultores y luego construyeron Stonehenge y los otros monumentos prehistóricos desperdigados por la campiña inglesa.

"El monumento de piedra es icónico -dice Wolfgang Neubauer, director del Instituto Ludwig Boltzmann de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual de Viena-. Pero ese es sólo un ingrediente de algo mucho más amplio." Las modernas tecnologías incorporadas durante la década pasada, como el "georradar" o radar de penetración de tierra, revelaron precisos detalles sobre la vida de aquellos pobladores, para quienes estos megalitos gigantes tenían un profundo significado.

Un desfile de monumentos

La historia de Gran Bretaña se inicia hacia fines de la última era glacial. Con el frío, Gran Bretaña se vació de habitantes: como gran parte del agua de los océanos estaba congelada en forma de glaciares, el nivel de los mares era más bajo, y la isla estaba conectada al resto de Europa. Pero a medida que el mundo se fue templando, los pobladores migraron de regreso, hasta que el aumento del nivel de las aguas hizo desaparecer ese puente con el continente.

Alrededor de 3.800 a.C. aparecieron los primeros grandes monumentos, montículos rectangulares conocidos como túmulos alargados y que servían de tumbas de cámara. Hacia 3.500 a.C., cerca de Stonehenge, fue cavada una zanja de 3,2 kilómetros de largo y 91 metros de ancho, hoy conocida como Cursus de Stonehenge (del latín, cursus, "pista de carreras", ya que sus descubridores del siglo XVIII pensaron que se trataba de una pista de carreras de los romanos). Stonehenge propiamente dicho empezó como una zanja de cimentación circular realizada alrededor de 2.900 a.C., sobre la que se erigió un anillo de postes de madera.

Unos 400 años más tarde llegó el apogeo de los "henges", estructuras arquitectónicas prehistóricas consistentes en una zanja circular delimitada por un terraplén (en ese sentido, el Stonehenge actual no es un verdadero "henge", ya que el terraplén se encuentra adentro de la zanja circular.)

A 32 kilómetros al norte de Stonehenge se encuentran los tres círculos de piedras de Avebury. El círculo exterior tiene 335 metros de diámetro, y es tan grande que la aldea homónima ha ido creciendo sobre el propio "henge". En el centro se encuentra el pub Red Lion, fundado hace 400 años. Cerca de Stonehenge está Durrington Walls, una construcción circular de tierra de casi 500 metros de diámetro.

Michael Parker Pearson, de la University College London, ha excavado viviendas en Durrington Walls y en la ribera del cercano río Avon, y cree que aquí vivían los hombres que trabajaron en la construcción de la etapa más monumental de Stonehenge, que comenzó alrededor de 2.600 a.C. En ese entonces se tallaron y movieron las gigantescas piedras de unas 40 toneladas de peso. Pearson cree que durante la fase inicial de construcción, trajeron a Stonehenge piedras basálticas más pequeñas, de unas 2 toneladas cada una, desde las montañas galesas de Preseli, y que tiempo más tarde acarrearon piedras más grandes. Como los primeros británicos no tenían lenguaje escrito, la más sencilla de las preguntas sigue sin encontrar una respuesta concluyente: ¿Por qué fue construido?

En opinión de Parker Pearson, Durrington Walls era la tierra de los vivos, simbolizada por los postes de madera de Woodhenge, mientras que Stonehenge era la tierra de los muertos. Pearson cree que los primeros británicos se reunían en Durrington Walls para celebrar, y que luego iban en procesión a Stonehenge para honrar a sus ancestros. En la revista Antiquity, Parker Pearson y sus colegas describieron los residuos de ácidos grasos que identificaron en el interior de recipientes de cocción. "Ya sabemos el menú: carne vacuna y de cerdo, hervida o asada, con un toque de manzanas, bayas y avellanas -cuenta Pearson-. La dieta básica era muy fuerte en carnes."

El arqueólogo comenta que la gente venía de cerca y de muy lejos a las festividades. Al parecer, el análisis de los dientes del ganado hallados reveló la presencia de diferentes isótopos de estroncio, que varían en función de los minerales presentes en el agua del lugar, señal de que los animales habían sido criados en otra parte y luego llevados a Durrington Walls.

Timothy Darvill, de la Universidad Bournemouth, quien en 2008 condujo una pequeña excavación en Stonehenge, tiene otra idea sobre el significado del megalito, y apunta a las piedras basálticas, que en su opinión no fueron agregadas al monumento hasta una segunda fase, alrededor de 2.500 a.C., y que según las leyendas poseen poderes sanadores. "Esas piedras son muy especiales. Tal vez su relevancia no ha sido plenamente desentrañada", dice Darvill.

El investigador admite que tal vez originalmente Stonehenge haya sido "la tierra de los muertos", como asegura Pearson. Pero luego Stonehenge se fue convirtiendo en una especie de Lourdes prehistórico, donde la gente acudía en busca de sanación. "Creemos que Stonehenge era más bien un lugar para los vivos", dice Darvill.

Una mirada al pasado

Y puede haber mucho más todavía, escondido bajo la superficie. "Tendemos a creer que los pedacitos que vamos encontrando son los que importan, pero necesitamos saber que hay realmente ahí", dice Vincent Gaffney, de la Universidad de Bradford. La idea de usar georradares y magnetómetros para analizar el suelo sin necesidad de excavar se remonta a varias décadas atrás. En los últimos años, esos equipos, y en especial las computadoras que procesan los datos, se han abaratado tanto y se han vuelto tan veloces, que son utilizados extensamente en tareas arqueológicas.

Neubauer colaboró con Gaffney en el relevamiento de más de 2000 hectáreas en los alrededores de Stonehenge y Durrington Walls. "Es como si por esa zona hubiese transitado un ejército", cuenta Gaffney.

En septiembre último, hicieron una sorprendente aseveración: enterradas en los terraplenes de Durrington Walls hay unas 90 piedras erguidas. Algunas alcanzan los 5 metros de alto. Gaffney afirma que originalmente pueden haber sido hasta 200, más del doble que en Stonehenge. "Eso revela la escala que tenía este lugar."Si esos hallazgos son ciertos, refutarían la diferenciación de Durrington Walls como tierra de los vivos y Stonhenge como tierra de los muertos planteada por Parker Pearson, pero el arqueólogo duda de su veracidad, ya que aún no han sido publicados en ninguna publicación especializada.

Jacques no se conforma con haber desenterrado una casa y espera poder ampliar sus excavaciones hasta descubrir una aldea. "Estamos hablando de los británicos originarios", dice Jacques. "Encontramos la cuna de Stonehenge." Tras la finalización de la etapa monumental de la construcción, alrededor de 2.400 a.C., Stonehenge fue alterado, pero la era de los megalitos ya había pasado.

"En ese preciso momento, el mundo cambió", dice Parker Pearson. Nuevos pueblos cruzaron el canal desde el continente europeo, trayendo el bronce y la metalurgia a la cultura de la Edad de Piedra. "Fue un giro muy interesante", dice Pearson. "De alguna manera, Stonehenge fue el canto del cisne."

Publicada por La Nación.